Lo que vi con mis propios ojos
fueron personas desangrando dignidad
como las venas abiertas de América Latina
hay hombres sin alma que sangran de buena gana
apostándola vendiéndola con entusiasmo
la locura en el corazón
y los otros los que sufren
sangran sin querer
se la quitan cada día
como donantes de sangre no consentidos
si no es por robo es por respirar el aire contaminado
por una interacción tras otra
de un desconocido indiferente un comprador un patrón
mi amigo mi hermano humano produce su arte
con la humildad de un asceta
un oficinista con paraguas negro se le acerca altivamente
pidiéndole un pedazo de hilo gratis
haciendo un gesto de “por favor” con las manos
con una sonrisa codiciosa y expectante que no acepta un no
quién se atreve a exigir generosidad
de alguien que posee tanto menos
pienso en el precio de ese hilo
menos de lo que se puede comprar con la moneda más pequeña
alguien tuvo que producirlo en algún lugar
recuerdo al bribri tomando una fibra de un árbol
refinándola una y otra vez entre sus manos
hasta convertirla en una pulsera trenzada
la misma longitud de hilo
pero ahora una mezcla negra de nailon
de algún modo no vale nada
no por el valor del tiempo o el esfuerzo
sino por pura violencia
hombres como él producen dignidad para el resto de nosotros
cuando colapsamos y nos volvemos perezosos y corruptos por dentro
tomamos en secreto y libremente
de los hombres que fueron puestos en su lugar como nuestros esclavos
por una violencia invisible
para que podamos fingir ser reyes por un día más
en esta maquinaria desequilibrada que llamamos sociedad
Leave a comment