Inspiración para Ferdinand

Creo que lo que encuentro más cautivador de esta historia no es solo la declaración que hace sobre el machismo, sino la manera en que la hace: de una forma muy suave, elegante, que no es directamente crítica ni acusatoria ni exigente.
Eso me hace darme cuenta de que es mucho más efectivo expresar una idea sin recurrir a la ira, y que intentar usar la rabia para eliminar algo que ya está lleno de rabia resulta contraproducente.

Originalmente tenía un fondo verde, y eso habría tenido mucho más sentido. Habría hecho que el toro pareciera estar realmente en un campo de flores. Pero me di cuenta de que el azul es algo inquietante, porque ahora el toro y cada capullo de flor están separados entre sí, en un espacio abstracto, en un espacio emocional y psicológico, lo cual puede resultar muy perturbador.
Sin embargo, creo que el azul expresa el duelo por la violencia que se vive en América Latina. Y tener un fondo verde sería como disimular esa pérdida, una pérdida que me parece mucho más real.

Me inspiré en mucho arte mexicano, y el arte mexicano suele tener ese patrón donde las cosas flotan, un poco como en las obras de Frida Kahlo. Y ahora me doy cuenta de que el sentido de eso es una especie de surrealismo. Estoy sintiendo el dolor de eso ahora, al mirar mi pintura. Es tan extraño, y quisiera que tuviera un fondo verde, solo para poder decir: “ah, es una pintura bonita”. Pero hay una parte de mí que quiere ser fiel a lo auténtico, al duelo que estoy sintiendo, y no quiero cubrirlo.

Me di cuenta de que la distancia entre querer cubrir el dolor con algo hermoso y más realista, y no poder hacerlo, es justamente el espacio donde vive el surrealismo. El surrealismo es muy mexicano, y tiene mucho que ver con querer ser real, querer estar plenamente vivo, pero sentir que algo te retiene, algo te ancla al mundo de los muertos.

El surrealismo también trata sobre el exilio, y no solo sobre el exilio de la vida por estar anclado a la muerte, sino sobre el exilio violento, el ser expulsado de una muerte pacífica y permanecer atrapado en un espacio de muerte violenta.

Y ese es un privilegio que en gran parte de América Latina no existe: el privilegio de tener una muerte en paz.

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