Para mí, andar en patineta es lo que haces cuando ya no te importan las reglas. Todas esas reglas que tienen mis padres. Es cuando no quiero escucharlos porque en realidad no me conocen. Es donde puedo rodar por la calle, sobre el concreto, y no pensar en nada. Es el lugar donde no hay reglas, donde no te importa si la calle es para los carros o para la gente. Las reglas son esa cosa dura que todos tienen que seguir, y cuando patinas, simplemente te deslizas por encima de esa cosa dura: las reglas, el concreto.
El concreto simboliza las reglas que todos siguen, las cosas que la gente tiene miedo de cuestionar. No tienes que pensar en nada, excepto cuando te caes. Porque todo el mundo se cae, a veces. Y te das con las consecuencias de no seguir las reglas. Aunque esas reglas estén mal, aunque no estés de acuerdo con ellas, la sociedad igual decidió que debía doler si no las sigues. Porque creen en las reglas solo por el hecho de que son reglas. Pero si te vuelves bueno, puedes seguir deslizándote para siempre. No sé por cuánto tiempo quiero escapar. A veces está bien escapar. Pero a veces siento que puedo hacer más. Que tal vez estoy destinada a otra cosa. Que tal vez puedo moldear el concreto. Tal vez puedo moldear las reglas. Que puedo hacer más que solo deslizarme por encima de ellas. Pero vuelvo, para recordar cómo se siente ignorar las reglas. Es un tipo de libertad, no el único tipo. Pero sí, uno bueno.
Es un deporte que, específicamente, intenta mantenerse lejos de ese mundo de reglas. Nunca te va a decir que tienes que ser de una manera u otra, y está subestimado lo importante que es ignorar reglas así. Los skaters no tienen realmente una idea de importancia. No la necesitan. El ego es solo otra regla que alguien más inventó, esa idea de que deberías ser algo, una especie de recompensa por seguir tan bien las reglas de los demás. Los surfistas creen que saben más sobre la vida y la muerte que tú. Ellos sí tienen una regla: no tenerle miedo a la muerte. Ganas en el surf mientras menos miedo le tengas a morir.
En el skate no hay nada de eso. Simplemente no les importa. Pero no es una indiferencia vacía, de esas en las que no te importa nada en absoluto. Es más como una búsqueda infinita por encontrar otra cosa que sí valga la pena. Por descubrir una nueva regla que nadie ha visto antes. Una nueva forma de sentir, o de ser.
Leave a comment