Siempre pensamos que seríamos multimillonarios desde la escuela secundaria. Entonces prestaban atención, luego se fijaban en nosotros.

Al fin y al cabo, nunca nos pasó.


¿Cuántos años desde entonces he tenido menos que nada? Escucho en las conversaciones de las personas que conozco, que tienen algo que yo no tengo. No tienen que recordar la vida que perdí.
El único consuelo que tengo es sentir las crestas del cráter que dejamos el uno en el otro. Pero había algo grande, algo valiente. Confianza donde no había confianza. Salvando vidas de los demás y siendo la única persona que cree. Sintiendo que tus ojos me observan pacientemente durante diez años en el momento adecuado. Decirle a mi papá que te ibas a hacer una fortuna y que algún día volverías.

Y ahora que ambos tenemos todo lo que queríamos, miro hacia atrás y aprecio lo que valía más que el dinero. Éramos jóvenes, imprudentes, orgullosos y valientes. Lo teníamos al revés, el dinero era lo fácil y ya teníamos lo imposible. Lo que queríamos era ser notorios y que todo el mundo nos odiara. Solo ahora puedo aceptar que fui tu mil y uno.

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