
Recuerdo que tenía 12 años y fui a una fiesta de cumpleaños con las chicas populares. Yo también quería ser popular. Mi mamá me dijo que tenía que llevar a mi hermano pequeño. Me sentí tan avergonzado que lo ignoré durante toda la fiesta. Estaba enojada porque yo era malo con él.
Cuando murió, mi mamá me dijo que mi hermano no creía que lo amaba.
Quizás mi mamá sepa cosas. Pero ella no estuvo allí todo el tiempo. Quizás algunas cosas las mantuvimos ocultas a los demás. Después de todo, éramos una familia reservada. Incluso hay algunos secretos que me oculté a mí mismo.
Ella no estaba allí cuando fui a tatuarme con él porque él no quería que ella lo supiera. Yo también me hice un tatuaje, no porque quisiera uno, sino porque no quería que mi hermano se sintiera solo.
Ella no estaba allí cuando noté cada señal de que él estaba deslizándose, y en el fondo sentí que algo malo iba a pasar. Cuando estaba tomando exámenes de ingreso a la escuela secundaria y se dio por vencido antes de intentarlo, organicé un evento para los nuevos estudiantes para que no le tuvieran miedo a la escuela secundaria. Cuando no sabía qué hacer en su carrera, me ofrecí como voluntaria en un hospital de salud mental y le di una referencia.
Y ella no estaba allí cuando él dijo que quería ser como yo, porque yo era la mejor persona que conocía. Y ella no sabía que pasé toda mi vida intentando ser esa persona que él veía en mí. Esa persona que es tan inspiradora que hace que la gente que quiere morir quiera volver a vivir.
Ella no estaba allí cuando le envié un mensaje de texto diciéndole que lo amaba y que nunca volvería a ser feliz si moría, después de la primera vez que lo hospitalizaron por decirle a su amigo que quería suicidarse.
Entonces estoy empezando a pensar, porque ella no siempre estuvo ahí, no sabe lo que pasó entre mi hermano y yo. Nadie fuera de nosotros entenderá por lo que pasamos juntos durante su viaje de 10 años hacia la depresión. Cuánto me necesitaba cuando amenazó con matarme. Cuánto lo amé cuando le dije que ya no quería ser su hermana.
Mi hermano que llegó a mi vida perfecta como una versión más nueva y linda de mí. Quien exigía ser amado de maneras nuevas y extrañas todos los días mientras estaba vivo, y de maneras aún más extrañas después de la muerte.
¿Fui una buena hermana? o una mala hermana? No sé. Pero yo era su hermana, y era muchísimo su hermana.
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